Parasha Haazinu
La Torá riega lo que está dentro de la persona
“Escucha cielo, y yo hablaré y la tierra escuchará las palabras de mi boca. Que mi enseñanza caiga como la lluvia, que mi palabra fluya como el rocío; como vientos de tormenta sobre la vegetación y gotas de lluvia sobre las briznas de pasto”(Devarim 32:1-2).
En esta parashá, Moshé hace una comparación de las palabras de la Torá con la lluvia y el rocío: “Que mi enseñanza caiga como la lluvia, que mi palabra fluya como el rocío; como vientos de tormenta sobre la vegetación y gotas de lluvia sobre las briznas de pasto”.
Vemos tanto en los versículos de esta parashá como en los versículos del profeta, que las palabras de la Torá se comparan a la lluvia, a la nieve y al rocío. ¿En qué sentido se comparan? El Gaón de Vilna enseña que la Torá, como la lluvia y el rocío, tiene la capacidad de hacer crecer.1 No obstante, para que la lluvia haga crecer, debieron haberse plantado previamente las semillas. La lluvia hace crecer y germina las semillas, independientemente de cuáles sean estas semillas.
Si nos preparamos purificando y refinando nuestra personalidad, las palabras de la Torá que estudiemos harán que lo que está dentro de nosotros mismos (nuestras “semillas” que tenemos dentro) crezcan. Si no queremos mejorar nuestra personalidad, esas palabras de Torá también nos ayudarán a desarrollar las “semillas” que tenemos dentro. El estudio de la Torá hace crecer lo que está plantado dentro el ser humano. Si es una persona refinada, la Torá lo refinará aún más; si es una persona que moralmente deja mucho que desear, la Torá intensificará más esos defectos.2
Las personas pueden estudiar Torá y usar ese conocimiento para racionalizar su conducta y justificar sus propios defectos de carácter. De hecho, mientras más estudien Torá sin una voluntad consciente de corregir sus defectos, mejores excusas tendrán para justificar sus actos y reacciones. La Torá hace crecer lo que está dentro de uno mismo: si es una persona con deseo de mejorar, las palabras de Torá —como la lluvia— harán crecer ese deseo y le proporcionarán herramientas para corregir su personalidad. Si no tiene una voluntad verdadera acompañada de actos específicos para mejorar sus defectos, la Torá lo ayudará a que esos defectos se arraiguen más a su personalidad.
Notas:
1 Ében Shelemá, Capítulo 1
2 Véase Shabat 88b, donde vemos que la Torá puede ser una pócima de vida o una pócima de muerte.
Tres Alabanzas
En la canción de Haazinu Moshe indica las alabanzas particulares del pueblo judío, y entre otras cosas dice: "los encontró en una tierra desierta". La explicación sencilla del versículo es que Di-s encontró al pueblo judío en el desierto. Sin embargo, es difícil decir esto, ya que Di-s no encontró al pueblo en el desierto, sino mucho antes, en Egipto.
Por eso Rashi explica de la siguiente manera: "A ellos los encontró fieles en la tierra desierta, porque recibieron Su Torá y Su reinado y Su yugo, cosa que no hicieron Eisav e Ishmael". Es decir, es una alabanza especial del pueblo judío, que Di-s los encontró fieles a El en el desierto, y la misma está compuesta de tres partes: 1) Su Torá, 2) Su reinado y 3) Su yugo.
Esta alabanza expresa el hecho de que el pueblo judío no se comportó como Esav e Ishmael que, cuando Di-s les propuso aceptar la Torá, primero preguntaron qué estaba escrita en ella y la respuesta no les satisfizo, por lo que se negaron a recibirla. Por el contrario, los Hijos de Israel mostraron una fe total en Di-s y aceptaron recibir la Torá en forma de "Haremos y escucharemos". Por esto los alaba Moshe: " los encontró en una tierra desierta".
Como dijimos, esta alabanza está compuesta por tres partes, donde la primera es que " recibieron Su Torá". Esto se refiere al estudio de Torá en forma de esfuerzo. También está incluida la observancia de las Mitzvot racionales, que tienen una explicación intelectual.
Un nivel superior de alabanza del pueblo judío es que "recibieron Su reinado". Aquí se revela en una forma más profunda la fe en Di-s, ya que el pueblo judío está listo para recibir el reinado de Di-s y observar Sus preceptos como decretos del Rey, sobre los cuales no se hacen preguntas.
Un nivel superior aún es que "recibieron Su yugo". Aquí se simboliza una entrega absoluta a Di-s. Con la aceptación del reinado solamente, la persona no subordina los detalles de su vida particular hacia el rey, sino que sólo acepta cumplir sus preceptos en lo referente al país. Sin embargo, cuando recibe el yugo del rey, significa que se volvió un sirviente, con lo que subordina toda su vida al rey.
Esta es la alabanza del pueblo judío: no solamente aceptaron la Torá de Di-s, sino que también Su reinado, incluida una anulación total a los mandatos Divino, y, más aún, aceptaron Su yugo y se hicieron sirvientes en todo lo que respecta a sus vidas.
En mérito de esta alabanza Di-s se unió al pueblo judío en forma de "los encontró" - como dice el versículo "los encontró en una tierra desierta". Así como una persona se alegra cuando encuentra algo, así Di-s se alegra con el pueblo judío. Y a cambio también nos da algo "encontrado" - la Redención final y completa, sobre la cual está escrito "Encontré a David mi sirviente", rápido en nuestros días.
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