Vaiakel
Shabat
"Durante seis días será hecha labor, pero el séptimo día será sagrado para ti, un día de reposo absoluto para Dios, todo el que haga trabajo en él morirá" (1).
Los comentaristas dicen que las palabras de la Torá en este pasuknecesitan explicación, ya que hubiera sido más lógico que dijese: "durante un período de seis días harás labor", en forma activa, en lugar de decir que será hecha labor, en forma pasiva (2).
Los comentaristas explican que la Torá nos está enseñando la actitud que debemos tener para lograr la fortaleza que es necesaria para evitar hacer melajot (actividades prohibidas) en Shabat. Durante la semana, la persona debe trabajar para ganar su sustento; no puede relajarse y esperar que Dios le provea sin hacer ningún esfuerzo, sino que debe esforzarse (hacer hishtadlut) por el decreto que Dios le impuso a la humanidad después del pecado de Adam. Sin embargo, la hishtadlut no es la causa del éxito, sino que Dios es la única fuente.
En Shabat, Dios ordenó que nos abstuviéramos de realizar todo tipo de actividad creativa para que así reconozcamos que Él es la fuente de nuestro sustento y que todo nuestro trabajo es sólo parte de laguezerat hishtadlut (decreto de trabajo). No obstante, si una persona llega a creer que sus esfuerzos físicos son la causa de su sustento, entonces le resultará muy difícil no trabajar en Shabat, ya que creerá que cuanto más trabaje más ganará y, por lo tanto, trabajar en Shabat será ante sus ojos tan lógico como hacerlo durante la semana.
En respuesta a esta actitud equivocada, la Torá nos dice que debemos ver el trabajo que hacemos en forma pasiva, es decir, que debemos estar conscientes de que no somos nosotros quieneshacemos el trabajo, sino que el trabajo es hecho para nosotros. Dios, por así decir, hace el trabajo y nos da el sustento. Al reconocer esto se nos facilitará en gran medida no trabajar en Shabat, ya que nos daremos cuenta que nuestro trabajo no es la causa de nuestro sustento (3).
Esta lección no se limita a evitar las 39 melajot que prohíbe la Torá. Hay una prohibición rabínica a hablar sobre melajá que uno planea hacer durante el resto de la semana (4); hacerlo demuestra que uno no aprecia completamente la enseñanza que nos brinda Shabat: que Dios provee nuestro sustento. Es más, pese a que técnicamente está permitido pensar en melajot en Shabat, es loable no hacerlo (5). Este nivel refleja una apreciación muy elevada sobre el hecho que Shabat es un reflejo de que Dios dirige el mundo y que los pensamientos sobre melajá no traen ningún beneficio.
La Guemará en Shabat trae esta idea: había un hombre recto que vio, en Shabat, que había un hoyo en el cerco de su campo. El hombre comenzó a pensar en cómo podría arreglarlo después de Shabat, pero entonces recordó que era Shabat y se sintió culpable por pensar en melajot en Shabat. Como muestra de arrepentimiento, decidió que jamás arreglaría el cerco y, en recompensa por eso, ocurrió un milagro y creció un tzlaf (alcaparro) con el cual fue capaz de sustentarse a sí mismo y a su familia (6).
Esta Guemará presenta dos dificultades. Primero, ¿qué beneficio le traería no reparar el cerco y cómo, por no repararlo, rectificaría su error inicial? Segundo, ¿a qué se debió la recompensa que recibió? ¿Cómo es dicha recompensa una respuesta medida por medida a su decisión de jamás reparar el cerco?
Podemos responder estas preguntas con el principio mencionado anteriormente. Cuando el hombre recto vio el cerco pensó en arreglarlo, olvidando por un momento la lección de Shabat, que Dios es la fuente de sustento de la persona y que los esfuerzos del hombre no sirven de nada sin Su ayuda. Para rectificar su error decidió jamás arreglar el cerco, para demostrar de esta forma que él reconocía que sus esfuerzos no eran la causa de su sustento. La recompensa a esa actitud fue que Dios le mostró, medida por medida, que tenía razón y le dio por lo tanto una nueva fuente de ingresos, un árbol tzlaf, sin que tuviera que hacer ninguna labor. Esto probaba que Dios puede sustentar a una persona independientemente de su hishtadlut.
Durante la semana es muy difícil ver que los esfuerzos del hombre no son los que generan su sustento sino que Dios es el único sustentador. Shabat le brinda al hombre la oportunidad para ver claramente que toda su hishtadlut es en realidad innecesaria (7). En Shabat, mientras el resto del mundo continúa esforzándose para ganar su sustento, los judíos observantes descansan de esa actividad y reconocen que Dios dirige el mundo sin necesitar el aporte del hombre.
Como hemos visto, esta actitud no sólo se expresa evitando hacermelajot; también se extiende a hablar sobre melajot. El nivel más alto es llegar a incluso evitar pensar en las melajot que debe hacer la persona. Todas estas prohibiciones tienen el objetivo de inculcar en nosotros la consciencia de que todos nuestros logros durante la semana sólo existen porque Dios así lo desea.
Notas:
(1) Vaiakel 35:2.
(2) Ver Parashat Itró 20:9 en donde la Torá dice: "tú trabajarás" y Parashat Ki Tisá, en donde dice "será hecha labor".
(3) Ver Talelei Orot, Parashat Vaiakel, p. 279. Ver también Darkei Musar, Parashat Vaiakel, pp.136-7.
(4) Shulján Aruj, Óraj Jaim, simán 307, seif 1. Una excepción a esto es cuando la melajá involucra una mitzvá de algún tipo (para detalles de este heter ver Mishná Brurá, sk. 1).
(5) Simán 306, Seif 8.
(6) Shabat 150b, de acuerdo a la explicación de Taz, simán 307, sk. 14; su segunda explicación es el pshat ikarí.
(7) Como señalamos anteriormente, esto no significa que el hombre no necesite hacer ninguna hishtadlut física. Después del pecado de Adam HaRishón hubo un decreto de que el hombre debe ganarse el sustento con el sudor de su frente.
Donaciones para Construir el Tabernáculo
“¡Qué desfachatez!” gritó Yankel. “Cada año, dono parte del dinero que difícilmente gano a esa nueva Ieshivá de Volozhin para que los jóvenes puedan estudiar Torá - ¿Y para qué utilizan el dinero? Para comprarle un traje nuevo, un caballo y un carro al recolector de fondos. ¡Nunca más recibirán ni un solo rublo de mí!”.
El rabino Jaim de Volozhin y el recolector de fondos de la Ieshivá estaban revisando la lista de donantes. “No puedo entender porque Reb Yankel no nos dio nada este año. Siempre da una donación considerable. ¿Por qué no lo visitamos?”, sugirió el rabino Jaim.
Dos horas después se encontraron en la sala de la casa de Yankel. Cuando Yankel se quejó sobre el traje y el caballo, el rabino explicó que estas cosas ayudaban al recolector de fondos a causar una buena impresión. “De todas maneras”, explicó el rabino, “la utilización del dinero depende de las intenciones del donante. Si el donante tiene intenciones puras, sin segundas intenciones, el dinero va directo al estudio de Torá de los jóvenes. Sin embargo, si la intención es menos pura, entonces va al traje del recolector de fondos. Y las intenciones aún menos puras, ¡van directo al caballo!” (A pesar de que sigue siendo una mitzvá, no es tan grande como los otros niveles).
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La Torá presenta a Betzalel como el arquitecto del Tabernáculo. (Él era el nieto de Hur, que fue asesinado al tratar de impedir el Becerro de Oro). La Torá dice que Betzalel era capaz de tener pensamientos profundos – ¡consciente de todos los secretos cabalistas del universo! Luego la Torá dice que era un artista experto que trabajaba el cobre, la plata, el oro y la madera. Preguntó el rabino Jaim: Esta es una combinación extraña. Después de alabar a alguien por su conocimiento sobre todos los secretos del cielo y la tierra, ¿no es acaso un poco humillante agregar, “Dicho sea de paso, ¡él también es un gran orfebre y carpintero!?”.
La respuesta, explica el rabino Jaim, fue que Betzalel fue capaz de sentir los pensamientos de los donantes y utilizar las donaciones de acuerdo a sus intenciones. El oro de los que tuvieron las mejores intenciones, fue utilizado para el “Santo Sanctorum”. Y el de los que tuvieron intenciones menos puras, fue utilizado para cosas menores. Para percibir esto, una persona debe entender todos los secretos del universo.
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Shabat y el Tabernáculo
La parashá de esta semana describe los detalles de la construcción del Tabernáculo.
Pregunta: ¿Por qué tanto detalle? Incluso el Templo de Salomón en el libro bíblico de Reyes no contiene tantos detalles. No es como si estuviéramos pretendiendo regresar al desierto y reconstruirlo.
Pregunta: En dos lugares (Éxodo 31 y 35), la Torá precede la construcción del Tabernáculo con las leyes de Shabat. ¿Cuál es la conexión entre ellas? Respuesta: La Torá oral deriva de esto exactamente lo que está prohibido en Shabat. La Torá dice “no realicen trabajo”. ¿Qué constituye trabajo? No construyan el Tabernáculo en Shabat. (A pesar de que el servicio del templo sobrepasa a Shabat, como el llevar las ofrendas y tocar música, eso sólo era después de que se completó el Templo. Sin embargo la construcción era considerada “una preparación para la mitzvá” y por eso estaba prohibida). Una vez que sabemos que no se puede construir el Tabernáculo en Shabat, podemos aprender de la construcción del Tabernáculo los detalles de todas las 39 categorías del trabajo prohibido en Shabat.
Otra conexión es el hecho de que el Templo representa el espacio (un lugar donde uno puede sentirse más cercano a Dios), y Shabat representa el tiempo. En Shabat, sin importar dónde estés físicamente, estás cerca de Dios.
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Fuego
La Torá prohíbe hacer fuego en Shabat: “No enciendas fuego en ninguna de tus moradas en Shabat” (Éxodo 35:3). A pesar de que, tal como mencionamos, las 39 categorías se derivan de la construcción del Tabernáculo, la Torá específicamente menciona el fuego para decirnos que nosotros somos responsables por cada uno de los trabajos (si es que transgredimos y hacemos alguno de ellos en Shabat) y no solamente por hacer todas las 39 categorías al mismo tiempo.
Pregunta: ¿Por qué se eligió el fuego para enseñarnos esto?
Respuesta: El fuego es esencial para el trabajo en general, dado que se necesita para forjar herramientas que nos permiten realizar todo tipo de actividades. El fuego también puede ser visto como una referencia a la electricidad (que es esencialmente una chispa) con la que uno puede hacer máquinas que abarcan todas las categorías de actividad. (Rabino D. N Lesser)
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Comer Cholent
Hay una vieja costumbre judía de mantener comida previamente cocinada en una pequeña llama durante la noche del viernes y luego comerla caliente y humeante en Shabat en la mañana. Los sabios dicen que “quienquiera que no come “cholent” (comida tibia) en la mañana de Shabat, ¡se sospecha que es un no-creyente!”. ¿Cuál es el significado de esta afirmación?
El Talmud nos cuenta de los Saduceos, un grupo que aceptó sólo la Torá Escrita, pero que rechazó la Torá Oral. Había un grupo similar en un período muy posterior llamado los Karaitas (que aún existen en pequeños números en la actualidad). Ellos fueron los primeros “fundamentalistas” que tomaron el texto de la Biblia en forma literal.
Hace 200 años ocurrió una famosa historia. Los Karaitas afirmaron descaradamente ante el Sultán de Turquía que ellos eran los judíos originales ¡y que los otros vinieron después! El Sultán exigió un debate público entre un rabino y un Karaita sobre este tema. Cuando llegaron al palacio del Sultán, el Karaita se quitó los zapatos, tal como era la costumbre y los dejó en la puerta. El rabino, sin embargo, tomó sus zapatos en sus manos mientras entraba al cuarto del Sultán.
Cuando se le pidió que explicara su extraño comportamiento, el rabino respondió, “Tenemos una vieja tradición de que en la zarza ardiente cuando Dios le ordenó a Moshé que se quitara los zapatos, había un Karaita parado ahí que se robó los zapatos de Moshé”. Concluyó el rabino, “¡Por eso nosotros siempre mantenemos nuestra vista en nuestros zapatos ante la presencia de Karaitas!”.
Al oír esto, el Karaita empezó a protestar, “¡Eso es totalmente ridículo! ¡Todo el mundo sabe que en el tiempo de Moshé no habían Karaitas!”. Y ese fue el fin del debate.
Dado que los Saduceos niegan la Torá Oral que conecta los actos prohibidos en Shabat con la construcción del Tabernáculo, ellos se enfocan en el texto “No enciendan fuego” y prohíben todo el uso de fuego en Shabat. Sus casas están oscuras y sólo comen comida fría en Shabat (sin cumplir ninguno de los otros requerimientos de Shabat).
Los sabios del Talmud explican que la prohibición es simplemente no “encender” fuego en Shabat, pero que si la llama estaba encendida antes del inicio de Shabat, o la comida estaba cocinada de antemano y se mantuvo tibia en el fuego toda la noche (“cholent”), eso es perfectamente permisible. Es por eso que los sabios dicen: Alguien que no come cholent es sospechoso de ser un no-creyente, como diciendo, es sospechoso de negar la Torá Oral.
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El Pueblo Responde con Gusto
La Torá describe la energía del pueblo al proveer los materiales de construcción. “Los hombres vinieron con las mujeres” (Éxodo 35:22). Algunos explican que esto significa que las mujeres estaban primero en la fila. Nuestra tradición es que las mujeres no adoraron al Becerro de Oro, ni pecaron con los espías. (¿Qué tal eso para la liberación femenina?) Y cuando se les pidió que donaran para el Tabernáculo, ellas fueron las primeras.
Otros entienden esto justo al revés, que los hombres que habían pecado con el Becerro de Oro necesitaban expiar, como diciendo: “¡Un Baal Teshuvá se para incluso donde alguien piadoso de toda la vida no se puede parar!”. Entonces ellos subieron a un nivel superior que las mujeres que nunca pecaron.
Los materiales necesarios se obtuvieron rápidamente y fue necesario anunciar que no trajeran más. La Torá nos dice: “el material era suficiente y hubo sobrante” (Éxodo 36:7).
Pregunta: Si era suficiente, eso implica “exactamente suficiente”. Entonces ¿cómo es que hubo “sobrante”?
Un rabino Jasídico ofrece la siguiente respuesta: Si hubiera habido exactamente suficiente, cada uno habría estado orgulloso de que su contribución fue la que logró el objetivo. Cuando la gente es engreída, Dios oculta Su presencia, entonces su orgullo no habría dejado que la Shejina (Presencia Divina) reposara en el Tabernáculo. El hecho de que hubo algo de sobra y todos sintieron que tal vez su donación ni siquiera se había utilizado, hizo que todos fueran humildes – y eso creó un entorno fértil para que reposara la Shejina.
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Hilando Cabras
“Y todas las mujeres, cuyos corazones estaban elevados con sabiduría, hilaron las cabras” (Éxodo 35:26). Pero la gente usualmente hila lana, ¡no cabras!
Los sabios infieren de este verso que ellas realmente hilaron la lana ¡mientras estaba todavía en las cabras! Un método muy innovador, por decir lo menos. Esta lana fue utilizada para crear revestimientos para el Tabernáculo. Era apropiado que esta tarea fuera realizada por mujeres, dado que la belleza de la sociedad judía es producto del recato de las mujeres que trae a la Presencia Divina (que el Tabernáculo representaba).
La cabra representa la terquedad. Nosotros nos apegaremos tercamente a nuestros valores, enfrentando a un mundo que frecuentemente nos confronta.
Extraído de www.aishlatino.com
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