SACARLO DE LA IESHIVA
¡VIDA O MUERTE!
“porque con mi vara crucé el Iarden”
(Bereshit 32,11)
Contaba el rab hagaon Iaacov Galinsky ztz”l: entré al cuarto del Staipeler ztz”l, que se adelantó saludándome con alegría y me dijo: siéntate, por favor, te contaré una novedad maravillosa que solamente descubrí hoy…
Cuando Abraham Avinu envió a Eliezer, su siervo, a buscar una mujer para su hijo, no lo envió con las manos vacías. Diez camellos completamente cargados, regalos, joyas, y hasta un pagaré firmado que atestiguaba sobre el regalo de todas sus propiedades (Bereshit 24,10).
Y cuando Itzjak Avinu envía a Iaacov a Jaran para casarse, ¿lo mandó sin nada? ¡Jalila Vejas! Seguro que no. Desde luego que salió con gran cantidad de regalos.
Pero llegó a Jaran despojado de todo: porque con mi vara crucé el Iarden, no llevaba conmigo ni plata ni oro, tampoco ganado, solamente mi vara (Rashi), y por eso me vi obligado a trabajar siete años (que en realidad fueron catorce) por Rajel.
¿Por qué?
Escribió Rashi (Bereshit 29,11): porque lo persiguió Elifaz, el hijo de Esav, y él tenía que cumplir un precepto, la orden de su padre, perseguir a Iaacov y matarlo. Lo alcanzó. Y cómo Elifaz creció en las rodillas de Itzjak, eso lo salvó. Le dijo Elifaz a Iaacov: ¿qué puedo hacer con la orden que me dio mi padre? Le contestó Iaacov: tú eres estudioso, así que toma todo lo que tengo, porque ya sabes que un pobre es considerado como un muerto.
Por favor, presta atención, me dijo el Staipeler.
Itzjak, su padre, la columna del temor a Hashem, como está escrito: “Pajad Itzjak”. Un profeta, poseedor de “Ruaj Hakodesh”, una Santidad espiritual que lo comunicaba permanentemente con Hakadosh Baruj Hu.
También si le ocultaban desde el Cielo, por un momento, el estado de corrupción de Esav, porque querían que así, de esa forma, Iaacov recibiera las bendiciones, eso fue solamente para el bien de los dos. Porque después de darle las bendiciones a Iaacov, cuando llega Esav y recién allí, Itzjak toma conciencia de todo, puede ver con claridad, a pesar de su ceguera, que el Gueinom está abierto bajo los pies de Esav, mientras que el Gan Eden lo acompañaba siempre a Iaacov.
Con todo eso, vemos que Itzjak Avinu tiene un nieto como Elifaz, que hoy era bueno, pero en el futuro cometería pecados muy graves…
Y dijimos, Itzjak Avinu, la columna del temor, y su pariente, su nieto, que creció en sus rodillas…
Aquí viene lo mejor, prosiguió…
Así Itzjak salvó a Iaacov Avinu de la muerte, y salvó a todo el pueblo de Israel: porque haciendo crecer a Elifaz sobre sus rodillas, le tendió una mano…
Vinieron a verme dos muchachos, con lágrimas en sus ojos, los habían expulsado de la Ieshiva, los mandaron de vuelta a sus casas.
¿Por qué?, les pregunté.
Porque no estudiaban, perdían el tiempo, tal vez hacían tonterías, y no se comportaban correctamente. ¿Y cuál es la respuesta a todo esto? Mandarlos a la calle, ¿tirarle una piedra al que se está cayendo? ¿Acaso están dispuestos a ahogarlos en el mar o atarlos a las vías del tren? Si ellos no estropean a los demás alumnos, ya hemos visto que vale la pena educar a un “Elifaz” sobre nuestras rodillas. Y con eso podemos ganar, que en lugar de que sea un asesino, no llegue a ser peor que un ladrón…
Y son conocidas las palabras del “Jazon Ish” ztz”l, que arrojar a la calle a un alumno de la Ieshiva, porque se debilitó en su estudio o en su espiritualidad, es como si un hospital enviara a la casa a un pobre enfermo que no pueden curar, simplemente para dejar que se muera en su casa y no en el hospital. Porque si muere en el hospital, esto puede significar una falta de confiabilidad o un desprestigio para la institución. La gente puede decir que el porcentaje de muertes en ese hospital es muy alto…
Y yo quise agregar, dice rabi Iaacov.
Jizkiahu, fue un rey justo. Poseedor de “Ruaj Hakodesh”. Hasta fue digno de ser el Mashiaj, así está escrito en la Guemara (Sanhedrin 94a).
Jizkiahu se enfermó, y estaba a punto de morir. Ieshaiahu, el profeta fue a verlo en nombre de Hashem: sal de tu casa, porque ya eres un muerto, y no vivirás (Melajim 2 20,1). ¿Por qué? Porque no has formado un hogar.
Jizkiahu se excusó, y le dijo que su comportamiento no fue un capricho. Por el contrario, él solamente pensó en el Honor del Bore Olam, porque llegó a ver, por profecía, que sus hijos no serían buenos, que serían un mal para el pueblo de Israel.
Ieshaiahu le contestó: ¿quién eres tú para investigar y meterte en los secretos de Hakadosh Baruj Hu? Tú tienes que cumplir con tu obligación y nada más. Hashem nos manda a casarnos y a tener hijos, el resto, corre por cuenta del Creador…
Muy bien, dijo el rey, entonces, dame a tu hija y me casaré con ella. Tal vez, con tus méritos y los míos, tendremos hijos más dignos.
El rey se curó de su enfermedad y se casó con la hija del profeta. Tuvieron dos hijos: Menashe y Ravshake. Un día, los subió sobre sus hombros y los trajo al Beit Hamidrash.
Uno de ellos dijo: la cabeza de papá está buena para asar pescados sobre ella.
Y el segundo agregó: yo creo que podríamos ofrendarla a la idolatría.
Los lanzó al piso. Ravshake murió y Menashe siguió con vida. Se llamó a sí mismo, un instrumento malo, que crea cosas malas (Ieshaiahu 32,7). O sea, él quiso evitar este precepto, y no casarse. Hasta que por orden de Hashem se casó, y se casó con la hija del profeta. Pero eso no lo ayudó, y salieron de él hijos malos (Ben Iehoiada, Berajot 10a).
Y, en efecto, Menashe ingresó ídolos al interior del Beit Hamikdash, mató a su abuelo Ieshaiahu, y cubrió de sangre toda la ciudad de Ierushalaim. Finalmente fue atrapado por los soldados del rey de Ashur, lo colocaron en un tanque de cobre agujereado y por debajo, encendieron fuego para quemarlo.
Cuando vio el sufrimiento que estaba por llegar, no hubo idolatría que no recordara, para que vengan a salvarlo, pero, ninguna cosa que no existe podría salvarlo…
Al ver que todo eso no lo ayudaba, dijo: yo recuerdo que papá siempre me leía un versículo: cuando te sientas angustiado y te ocurran todas estas cosas terribles, finalmente volverás a Hashem, Tu D-s y escucharás Su Voz. Porque Hashem es Misericordioso, no te dejará caer ni te hará mal… (Devarim 4,30-31).
Y en forma milagrosa, Hashem creó, en el mismísimo Trono Celestial, algo que lo ayudó a Menashe a salir de allí, y lo devolvió a su reino(Pesikta).
Y estudiamos de aquí, que a pesar de que la noticia haya llegado a través del Ruaj Hakodesh, que Menashe no sería bueno, a pesar de saber que Menashe estaría tan lejos del mundo de su padre, Jizkiahu nunca dejó de enseñarle y leerle versículos, y estudiar con él.
Así fue, que Menashe destruyó todo lo que tenía delante, pecó e hizo pecar, fue malvado con el Cielo y con las creaciones…
Y después de decenas de años, en un momento de sufrimiento, recordó un versículo que le leía su padre, y ese versículo lo atrapó, y se arrepintió, volvió a sus fuentes, y fue un buen rey durante los siguientes treinta y tres años (Seder Olam, y Sanhedrin 103a).
Podemos ver más, ¡qué maravillosas las palabras del Midrash!(Devarim Raba 2,20) sobre el versículo (Mishle 10,16), que dice: el trabajo en la vida del justo y la cosecha del malvado en sus pecados. El trabajo del justo, es Elifaz, que creció en las rodillas de Itzjak. La cosecha del malvado, es Amalek, que creció en las rodillas de Esav.
¡Cuánta responsabilidad tiene un padre y un abuelo! Y en nuestros días, también el jardín de infantes, el Jeider, el Talmud Tora, la Ieshiva Ketana y Guedola, todos los que hacen que los niños crezcan en sus rodillas…
Traducido del libro Vehigadta
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