jueves, 25 de agosto de 2016

Parashá de la semana, Ekev (Devarim 7:12-11:25) 46

Parasha Ekev




Las leyes de la razón 

Ocurrirá que si obedecen Mis preceptos que Yo les ordeno hoy, de amar a Hashem vuestro Dios y de servirlo con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma, entonces Yo proporcionaré lluvia para vuestra Tierra en su momento propicio... Cuídense, para que vuestro corazón no sea seducido y se descarríen y sirvan a dioses ajenos y se postren ante ellos. Entonces la ira de Dios arderá contra vosotros y Él frenará el cielo para que no haya lluvia..." (Deuteronomio 11:13-21).
Este párrafo es el segundo párrafo del Shemá, el cual debemos recitar dos veces al día. El primer párrafo es conocido como la aceptación del "yugo del reinado celestial" y este párrafo es conocido como la aceptación del "yugo de los mandamientos" (Talmud, Brajot 14b).
Al decirlo aceptamos sobre nosotros la creencia de que el éxito en nuestras ocupaciones mundanas dependerá del nivel en nuestra dedicación al servicio Divino. Diligencia, trabajo duro y una buena utilización de los recursos no nos darán éxito mundano si la dedicación del servicio a Dios está ausente. Por otro lado, una dedicación absoluta a Dios nos asegura prosperidad. Y lo opuesto también es cierto. No importa cuán duro trabajemos o cuán sabiamente planifiquemos, si nos alejamos de Dios y permitimos que nos seduzcan otras ideologías, estaremos asegurando el fracaso de nuestros esfuerzos y causando que nos controlen económicamente y nos exilien.
De esta forma, todos los esfuerzos que se relacionan con nuestro bienestar material se denominan hishtadlut, lo cual significa "intento" o "esfuerzo". La maldición de Adam fue que él debería obtener su alimento con el sudor de su frente; nosotros también estamos incluidos en esa maldición y por lo tanto debemos esforzarnos. Pero nuestro esfuerzo no es el factor que produce los resultados; cualquier beneficio positivo que resulte fue Divinamente ordenado y no tiene una relación de causa y efecto con el esfuerzo invertido. Este es el yugo de los mandamientos que se encuentra contenido en el segundo párrafo del Shemá.
* * *

Un misterioso mandamiento

A primera vista este mandamiento pareciera estar desprovisto de contenido. No absuelve al observante de los requerimientos de la correcta utilización de los recursos. Como sabemos, la regla del judaísmo es que no esperamos milagros. Por lo tanto, el agricultor judío al que hace referencia el párrafo debe arar, desmalezar, podar y cosechar al igual que el resto de los agricultores. Es más, si no lo hace, no tendrá una buena cosecha sin importar cuál sea su nivel de observancia, ya que no hay milagros. Él debe hacer una hishtadlutapropiada.
Este párrafo tampoco impone una obligación de aceptar los mandamientos. Nosotros ya los aceptamos en el Monte Sinaí; de hecho, ese es realmente el tema del primer párrafo del Shemá, la aceptación del yugo del reinado celestial. Como obviamente todas las obligaciones tienen consecuencias, incluso sin este nuevo yugo de los mandamientos de todas formas habrá un premio y castigo: premio por las buenas acciones, el cual podría venir en la forma de una buena cosecha, y castigo por las transgresiones, el cual podría venir como una falta de lluvias.
Como obviamente todas las obligaciones tienen consecuencias, de todas formas habrá un premio y castigo por los mandamientos.
¿Qué es exactamente este yugo de los mandamientos?
Para poder apreciar este revolucionario concepto, observemos primero el mandamiento de temer a Dios, uno de los seis mandamientos que son obligatorios en todo momento y que incidentalmente es un tema principal de la parashá de esta semana.
"Ahora, Israel, ¿qué pide Hashem, tu Dios, de ti? Sólo [pide] 

que le temas a Hashem, tu Dios, que vayas por sus caminos y lo ames..." (Deut. 10:12).

Los comentaristas hacen una famosa pregunta: ¿Cómo puede haber un mandamiento de temer a Dios? Emitir este mandamiento a una persona que cree en Dios no es necesario. Creer en Dios implica automáticamente temerle. Por otro lado, emitir este mandamiento a quien no cree en Dios es fútil. Él no acepta del todo la existencia de Dios, y por lo tanto no se le puede instruir que le tema.
La respuesta: Una cosa es creer en Dios, pero otra cosa muy distinta es vivir con esta creencia.
* * *

La interpretación apropiada

Tratemos de entender la diferencia con la ayuda de una simple ilustración.
El hijo de un devoto creyente contrae una seria enfermedad. El padre inmediatamente comienza a rezar y a hacer actos de caridad, ya que al ser un devoto creyente sabe con certeza que necesita la ayuda de Dios para que su hijo se mejore. Sin embargo, como no tenemos permitido esperar milagros y tenemos una obligación de hacerhishtadlut, comienza a buscar doctores. Su búsqueda lo lleva a la conclusión de que el mejor doctor al que se puede acudir para este problema en particular es el Dr. X, el cual trabaja en el hospital Hadassa. Hay otro hombre, el Dr. Y que trabaja en el hospital Cedar, quien también es un buen hombre, pero no tiene el mismo nivel de experiencia o el toque mágico que pareciera tener el Dr. X.
El padre llama a la oficina del Dr. X para pedir una cita pero descubre que el doctor no tiene horas disponibles sino hasta dos meses más. El Dr. Y está disponible. Esa noche, el padre se encuentra con un amigo en la sinagoga, quien le dice que si uno le da un par de cientos de dólares a la enfermera del Dr. X, ella te puede poner a la cabeza de la lista y probablemente obtendrías una cita con él al día siguiente. Nuestro devoto creyente, quien sabe que no debe esperar por milagros, decide que la voluntad de Dios es que él debe gastar ese dinero extra. Diligentemente le paga a la enfermera y lleva a su hijo al Dr. X. Él es el mejor doctor y atenderse con él es la mejor hishtadlut.
Nuestro devoto creyente no está viviendo con su creencia en Dios, sino que está transgrediendo el mandamiento de temer a Dios y está profanando el nombre de Dios. Él debería haber ido al Dr. Y.
Analicemos la situación una vez más. Un creyente sabe que no es el doctor el que sana, sino Dios. Debe acudir al doctor sólo porque no tiene permitido esperar milagros; Dios quiere que haga su hishtadlut. ¿Pero tiene sentido acaso creer que Dios quiere que él soborne a alguien y le quite el turno a otro judío que está esperando ver al Dr. X para hacer su hishtadlut?
Un creyente sabe que no es el doctor el que sana, sino Dios.
Primero, ¿por qué su sangre habría de ser más valiosa que la de otro judío?, pero más importante aún, dado que todo el esfuerzo no es más que una hishtadlut cuyo objetivo es evitar confiar en milagros abiertos, en realidad no hace ninguna diferencia real a qué doctor vaya. Sólo tienes que ir al mejor porque eso es lo que sugiere la lógica y, por lo tanto, constituye la mejor hishtadlut; pero no debes pisotear a otras personas en el camino para lograrlo.
Es más, esta persona estaría profanando el Nombre de Dios. El personal de la clínica pensará "mira cuán poco ético es el comportamiento de este judío observante. ¿Acaso ese es el tipo de comportamiento que aprendió estudiando su sagrada Torá?".
¿Cómo es posible que un devoto creyente caiga en una trampa como esta? ¿Cómo puede terminar haciendo exactamente lo contrario de lo que exige la creencia en Dios?
La respuesta a esta pregunta es precisamente el punto del yugo de los mandamientos. El peso de este yugo es siempre asumir que dado que el mundo fue creado por Dios y que Él es quien lo maneja, siempre debe tener sentido.
* * *

Sacrificando Shabat

Asume que eres un inmigrante judío que llega a Estados Unidos, como lo hicieron más de dos millones de judíos entre 1800 y 1930. Tú cuidas Shabat y sería un sacrilegio para ti trabajar en Shabat. Pero todos te dicen que a menos que trabajes en Shabat, tu familia morirá de hambre. Tú no aceptas esto inmediatamente, sino que encuentras un trabajo y simplemente no asistes en Shabat. Tu jefe se te acerca el lunes y te pregunta dónde estuviste. Dado que estás acostumbrado a decir la verdad, le explicas que eres judío observante y que tu religión te prohíbe trabajar en Shabat. Él te dice que te respeta mucho por ser tan firme en tus creencias, pero que no está en el negocio por caridad por lo que va a tener que despedirte.
Después de que te pasa esto un par de veces, le dices a Dios: "Mira, yo intenté observar Shabat, pero Tú Mismo escribiste en tu Torá que la vida va primero que la observancia de Shabat". Finalmente te rindes y sales a trabajar en Shabat. ¿Por qué esto está mal?
Dios te dijo que cuidaras Shabat. No tiene sentido que quiera que violes uno de sus propios mandamientos.
La respuesta es que ir a trabajar es sólohishtadlut, el sustento proviene de Dios, no del trabajo. Dios creó el mundo y lo mantiene, y Él te dijo que cuidaras Shabat. ¿Acaso tiene sentido pensar que Él quiere que hagas una hishtadlutque viola uno de sus propios mandamientos?
Así es como muchos inmigrantes judíos perdieron su religión. Si ellos hubieran tenido razón, si trabajar en Shabat hubiera estado permitido porque era la forma de preservar la vida, entonces no habrían perdido su fe. Uno no pierde su fe al hacer la voluntad de Dios, incluso si esto requiere que abandones temporalmente los mandamientos. Su error fue no aceptar el yugo de los mandamientos.
Pero analicemos una situación un poco más trivial. Imagina al joven emprendedor judío que trabaja en su negocio entre 12 y 14 horas al día. No tiene tiempo para asistir regularmente a la sinagoga durante la semana, no tiene tiempo para estudiar Torá de forma estructurada y nunca está libre para pasar tiempo de calidad con sus hijos. ¿Por qué está haciendo todo esto? Porque debe proveer a su familia. Si le dedica menos tiempo a su negocio, él sabe que fracasará. ¿Está en lo correcto?
No de acuerdo al Shemá y al yugo de los mandamientos. Si él realmente tuviera que hacer todo esto para ganarse el sustento, entonces eso significaría que Dios lo envió al mundo que Él maneja, le dijo que rece, que estudie, que eduque a sus hijos y le dijo que estas son las únicas actividades significativas en su vida, pero sin embargo lo forzó a tener un tipo de vida en la que no puede hacer nada de esto porque no tiene tiempo. ¿Tiene sentido un mundo como ese? ¡Obviamente no! Y por lo tanto, ¿puede ser que trabajar 12 horas al día sea la hishtadlut apropiada para un judío observante? ¡Obviamente no! Si acepta el yugo de los mandamientos dejará rápidamente esa vida, ya que sabe que esto no afectará el nivel de sus ingresos. Los ingresos provienen de Dios; todo lo que él está haciendo es hishtadlut, y obviamente está haciendo la hishtadlutincorrecta.
* * *

Profundas implicaciones

Pero cargar con el yugo de los mandamientos tiene implicaciones aún más profundas. Todo judío tiene el beneficio de hashgajá pratit, o providencia Divina. Como estipula Najmánides (Éxodo 13:16):
El objetivo de los milagros abiertos del Éxodo era inducir al reconocimiento de los milagros ocultos que son la base de la Torá, porque nadie tiene una porción en la Torá de Moshé nuestro maestro a menos que acepte que todo lo que tiene y todo lo que le pasa es milagroso, y que ninguna de estas cosas guarda relación alguna con las causas naturales, ya sea que esto afecte al público o bien que forme parte de la providencia del judío individual.
Pero la hashgajá pratit es una política que sólo es aplicable sobre alguien que acepta el yugo de los mandamientos. Imaginemos que un judío invierte el dinero que ha ganado cumpliendo con los mandamientos de la Torá al máximo de sus capacidades en la bolsa de valores. Asumamos también que su inversión fue sensata en base a lo que dicta la economía. Las acciones se desploman y él pierde su dinero. Si él no acepta el yugo de los mandamientos, entonces se dirá a sí mismo: "Bueno, cosas como esta ocurren. A veces el mercado cae. Quizás debería cambiar de corredor de bolsa". Pero si él acepta el yugo de los mandamientos, entonces se preguntará a sí mismo: "¿Por qué Dios me está enviando este mensaje? ¿Qué está tratando de decirme? ¿Quizás estoy dedicándole mucho tiempo a la bolsa de comercio?".
Ahora analicemos la situación desde el punto de vista de Dios. Dios quiere enviarle un mensaje a una persona para que afine su vida. Dios no puede mandarle un mensaje a una persona que no acepta el yugo de los mandamientos, ya que cuando el mercado se desploma, esta persona cree que es porque la economía está mal. Cuando se enferma cree que es porque está durmiendo poco y no está haciendo suficiente ejercicio. Cuando pierde su trabajo cree que su jefe lo arruinó. No existe comunicación con una persona así. Y si así es como va a entender todo lo que pasa, entonces no hay ninguna razón para que Dios no aplique sobre ella la ley natural, ya que de todas formas eso es lo que cree que le está ocurriendo.
* * *

El yugo de un judío observante

Pero para alguien que acepta el yugo de los mandamientos, la situación es completamente diferente. Todo judío fue comandado a dar el 10% de sus ingresos a caridad. Alguien le preguntó a Rav Jaim de Volozhin si podía deducir de esta suma el dinero que gastaba para mantener a los miembros de su hogar a quienes no tenía ninguna obligación legal de mantener. Rav Jaim le respondió que él tuvo la misma pregunta luego de que su maestro, el Gaón de Vilna, falleció. Como no sabía a quién recurrir para obtener una respuesta, decidió por sí mismo que el dinero efectivamente era deducible.
Inmediatamente después de esto Rav Jaim notó que todos sus negocios comenzaron a fallar.
Inmediatamente después de esto Rav Jaim notó que todos sus negocios comenzaron a fallar. Por lo tanto, se sentó y calculó cuánto dinero debía a caridad asumiendo que no estaba en lo correcto y que no debería haber deducido el dinero, y comenzó a pagar de forma retroactiva el dinero. Sus negocios inmediatamente comenzaron a recuperarse y se terminaron de recuperar cuando él terminó de pagar el dinero.
Lo mismo aplica al rezo. Las personas le rezan a Dios y luego se quejan de que sus plegarias no son respondidas. Pero eso es imposible. Dios escucha y responde cada plegaria. Si la situación de todas formas no cambia, entonces eso en sí mismo es una respuesta: Dios respondió que no. El siguiente paso para la persona es interpretar este mensaje. La persona debería pensar: "Si yo fuera Dios, quien sólo quiere hacer el bien y no desea nada más que satisfacer toda petición, ¿por qué habría de rechazar esta?". Quienquiera que adopte esta forma de ver las cosas se fascinará al ver como ésto transformará completamente su existencia.
No es una coincidencia que nuestros sabios aprendan la obligación de rezar de este párrafo del Shemá, el cual contiene el yugo de los mandamientos.
"Ocurrirá que si obedecen Mis preceptos que Yo les ordeno hoy, de amar a Hashem vuestro Dios y de servirlo con todo vuestro corazón y con toda vuestra alma..." ¿Cual es el servicio del corazón? ¡La plegaria! (Mejilta 23,25) (Maimónides, Leyes de Plegaria 1:1).

El universo fue diseñado por Dios como un sensible aparato de comunicación que puede transmitir mensajes entre el hombre y Dios de forma instantánea. El hombre reza, Dios responde, el hombre responde a la respuesta de Dios, y Dios responde a la respuesta del hombre ante Su respuesta, y así continúa el intercambio. Pero al igual que cualquier otro aparato, sólo funciona si lo enchufas y lo enciendes, y aceptar el yugo de los mandamientos es el botón de encendido.

Parashá de la semana, Vaetjanán (Devarim 3:23-7:11) 45

Parashá Vaetjanán

Las dos tablas

La parashá contiene una repetición de los Diez Mandamientos, con algunos cambios menores. El Mabit (1) hace una destacable observación acerca de las dos lujot 'tablas' sobre las cuales estaban escritos los Mandamientos. Los rabinos explican que las dos lujot se enfocaban en áreas diferentes de las mitzvot: la primera tenía las mitzvot bein adam leMakom (correspondientes a la relación entre el hombre y Dios), como la creencia en Dios y observar Shabat, mientras que la segunda tenía las mitzvot bein adam lejaberó(correspondientes a la relación entre el hombre y su prójimo), como las prohibiciones de matar y envidiar.
El Mabit señala que en la primera tabla hay muchas más palabras que en la segunda, por lo que sus letras deben haber sido mucho más chicas que las de la otra. Esto, continúa el Mabit, lo hizo Dios a propósito para que las mitzvot entre el hombre y su prójimo sean más fácilmente advertibles que las mitzvot entre el hombre y Dios. El Mabit continúa diciendo que la causa es que el iétzer hará (inclinación negativa) es mayor en el área entre el hombre y su prójimo. Dios quería que la gente se enfocara más en las mitzvot entre el hombre y su prójimo porque requieren un mayor esfuerzo para superar el iétzer hará (3).
El Talmud, en Baba Batra, da evidencia que sustenta la opinión del Mabit (4). Allí, el Talmud discute sobre varios pecados con los que la gente tropieza. Dice que una minoría de personas tropieza en el área de relaciones prohibidas, una mayoría con guézel 'robo' (5) y todos con avak lashón hará (6). Las relaciones prohibidas caen, generalmente, en el área de mitzvot entre el hombre y Dios (7), mientras que el robo y el lashón hará caen claramente en el ámbito de mitzvot entre el hombre y su prójimo. De esta forma, la Guemará nos está diciendo que las personas son más propensas a pecar en ciertas mitzvot que corresponden a bein adam lejaberó.
La siguiente historia también ilustra este punto:
En una ocasión le pidieron a Rav Jaim Soloveitchik que estableciera si un determinado animal era casher o no. Su veredicto fue que no lo era. El carnicero sufrió una pérdida importante, pero de todos modos aceptó la decisión con ecuanimidad. Unos pocos meses después el mismo carnicero estuvo involucrado en una disputa económica con otra persona, por una cantidad de dinero mucho menor. Rav Jaim legisló en su contra y, en esta ocasión, el carnicero estaba furioso e insultó a Rav Jaim. Rav Simja Reeger, quien estaba observando el incidente, le preguntó a Rav Jaim por qué el carnicero había acatado el veredicto tan calmadamente cuando perdió una cantidad de dinero mucho mayor y estaba tan enojado por una suma pequeña. Rav Jaim explicó que en esta ocasión había perdido en contra de otra persona, y que lo que lo había hecho enojar tanto era haber sido derrotado por otra persona.
Ahora bien, seguimos sin responder por qué las personas son más propensas a tropezar con las mitzvot entre el hombre y su prójimo (8). He aquí una posible respuesta: el Gaón de Vilna escribió que toda mitzvá emana de un rasgo personal positivo determinado, mientras que toda averá 'pecado' emana de un rasgo negativo (9). Sin embargo, es posible que una persona tenga un rasgo personal negativo y que, igualmente, observe muchas mitzvot.
Por ejemplo, una persona que tiene una tendencia a perder los estribos no necesariamente tendrá problemas para cumplir Shabat, cashrut y muchas otras mitzvot en el plano de bein adam leMakom. De todos modos, esta persona sí tendrá dificultades muy grandes en el plano de bein adam lejaberó. Cada vez que levante la voz de manera inapropiada estará muy cerca de caer en la prohibición deonaat devarim (palabras hirientes) y si le grita a una persona frente a otros transgredirá el extremadamente serio pecado de avergonzar a alguien en público. De la misma manera, quien tiene el rasgo negativo de enfocarse en lo malo de las personas no tendrá problemas para rezar tres veces al día y estudiar Torá, aunque es muy probable que tropiece con lashón hará y juzgar a los demás desfavorablemente.
Obviamente, hay ciertos rasgos de personalidad que dificultan mucho el cumplimiento de las mitzvot entre el hombre y Dios; uno de ellos es la pereza. Sin embargo, es importante notar que estos rasgos también dañarán mucho la observancia de las mitzvot entre el hombre y su prójimo.
Por ejemplo, una persona perezosa no querrá ayudar a su pareja con las labores hogareñas, causando problemas en la relación. Incluso el rasgo de taavá (lujuria y deseo) puede ser la causa de grandes errores en bein adam lejaberó. Por ejemplo, una persona que está demasiado apegada a la comida reaccionará de mala manera cuando su pareja le sirva comida que no le gusta, resultando de nuevo en una transgresión de onaat devarim.
La lección obvia que se puede derivar del Mabit es que hace falta un esfuerzo extra en las mitzvot entre el hombre y su prójimo (10). Más aún, dado que la causa del fracaso en esa área son los rasgos negativos de personalidad, es esencial trabajar en rasgos como el enojo, los celos y la avaricia.
El Maharshá señala que cuando la Guemará dice que todos tropiezan con avak lashón hará sólo se refiere a quienes no se esfuerzan para mejorar en esa área (11), pero que quienes se esfuerzan para mejorar estudiando las leyes relacionadas a lashón hará y para mejorar sus características personales no están destinados a hablar avak lashón hará. Esto aplica a todas las mitzvot entre el hombre y su prójimo; si uno realiza un esfuerzo considerable y consistente para mejorar, vencerá las trampas del iétzer hará para hacerlo tropezar.

Notas
1. El Mabit era uno de los rabinos principales del siglo 16 en Israel.
2. En la versión de los Diez Mandamientos de Vaetjanán hay 162 palabras en la primera tabla y 27 en la segunda.
3. Mabit, Beit Elokim, Sháar Yesodot, Cap. 12.
4. Baba Batra 165a.
5. Ver Rashbam, Baba Batra 165a, quien explica a qué tipo de robo se refiere la Guemará.
6. Traducido literalmente como 'polvo de lashón hará.' Es una forma más sutil de habla negativa.
7. Con la excepción de tener relaciones con una mujer casada, que obviamente involucra una transgresión entre el hombre y su prójimo.
8. La siguiente respuesta se la sugerí yo a mi rabino, Rav Itzjak Berkovits shlita, quien la aprobó.
9. Even Shlemá, Cap. 1.
10. Por supuesto, esto no significa que uno no deba esforzarse mucho para mejorar sus acciones en las mitzvot entre el hombre y Dios. También es importante notar que muchas personas pueden sentir una inclinación hacia enfocarse en las mitzvot bein adam lejaberó y abandonar sus responsabilidades en las de bein adam leMakom.

11. Ver Shmirat Halashón, Cap.15.

miércoles, 10 de agosto de 2016

Parashá de la semana, Devarim (Devarim 1:1-3:22) 44


La Primera Opción. 

Está bien expresar nuestros pensamientos y sentimientos acerca de las cosas. Pero es muy importante pensar antes de hablar y asegurarnos de que nuestras palabras no avergonzarán ni ofenderán a nadie.

La Torá relata que cuando Moisés, el gran líder judío, supo que su vida estaba llegando a su fin, se dio cuenta de que su deber era hablarle al Pueblo de Israel. Él quería inspirar a la gente que había liderado durante cuarenta años para que enfrentaran lo que les depararía el futuro, y también quería recordarles sus errores del pasado para que no los repitieran.

Sin embargo, Moisés fue muy cuidadoso de no mencionar estos errores directamente, de una forma en que alguien podría sentirse avergonzado. Más bien los insinuó con mucho tacto para así comunicar su mensaje de la manera menos dolorosa posible.
La Torá nos enseña aquí cuán importante es que seamos sensibles a los sentimientos de los demás y que hagamos todo lo posible para nunca avergonzarlos.

En nuestra historia una niña decide correctamente y se abstiene de avergonzar a alguien.

"La Primera Opción"

Era un "día de playa" especial en el campamento de verano.
El grupo de Tamy se había reunido en la playa más cercana junto con niñas de otros tres grupos para un día de natación y de socialización. El clima estaba perfecto. Soleado, pero con brisa. El agua estaba tibia, pero refrescante.

Después de un divertido picnic, y de una siesta bajo la sombra de las palmeras, todas las niñas se levantaron para jugar un partido de voleibol. Tamy y otra chica, Laura, fueron elegidas como capitanas de equipo y tuvieron que seleccionar jugadoras para configurar los dos equipos. Naturalmente cada una de ellas trató de seleccionar a las niñas más talentosas para de esta manera asegurar la victoria.

Laura comenzó y eligió a Cindy, ya que sabía que era una buena jugadora de voleibol. A continuación era el turno de Tamy. Ella vio a una chica alta y atlética de uno de los otros grupos que parecía ser una perfecta estrella de voleibol. "Yo te elijo a ti", dijo señalando a la muchacha, cuyo nombre ni siquiera conocía. Pero en ese momento, Valeria, la pequeña niña con sobrepeso que estaba de pie junto a la chica alta y atlética, dio un paso al frente y comenzó a acercarse alegremente. Inmediatamente Tamy se dio cuenta de que había ocurrido una terrible equivocación.

Tamy estaba a punto de levantar la voz para enviarla de regreso. Pero entonces, ella notó el brillo en sus ojos a medida que se acercaba. "Ella probablemente nunca fue elegida primera en estos juegos", pensó Tamy.

Tamy se dio cuenta la vergüenza que sentiría la pobre niña de tener que volver a la línea. "No puedo lastimarla de esa manera", pensó Tamy. Entonces decidió no decir nada y dejó que Valeria se quedara en el equipo.

El resto de las jugadoras fueron escogidas y el juego comenzó. Todas estaban realmente involucradas en el encuentro y pasaban un momento muy agradable. En cierto punto, Laura saltó y envió con fuerza el balón en la dirección de Tamy. Tamy se lanzó en busca del balón y las dos capitanas de equipo chocaron y terminaron tiradas en la arena. Ellas se miraron y se rieron.

A medida que las niñas se levantaban y se sacudían la arena del cuerpo, Laura se inclinó y le dijo silenciosamente a su amiga, "Dime la verdad Tamy, no hay manera de que hayas elegido primero a Valeria para que estuviera en tu equipo. Creo haber visto claramente que apuntaste a la chica alta junto a ella. ¿De verdad elegiste a Valeria o no?".

Tamy tomó el balón de voleibol y lo lanzó por sobre la red a la chica que se preparaba para servir. Se dirigió a Laura, sonrió tímidamente y le dijo: "La verdad es que elegí... no avergonzar a alguien y herir de esta manera sus sentimientos. Para mí esa era evidentemente la primera opción".

Preguntas en familia. 

De 3 a 5 años
P. ¿Cómo se habría sentido Valeria si Tamy la hubiera hecho regresar a la línea? 
R. Ella se habría sentido realmente avergonzada. Se habría dado cuenta de que cometió el error de pensar que había sido seleccionada cuando en realidad no la habían seleccionado.
P. ¿Debemos decir algo si sabemos que esto herirá los sentimientos de alguien?
R. Por lo general si lo que decimos va a herir o va a avergonzar a alguien, es mejor no decirlo.

De 6 a 9 años
P. ¿Qué debemos hacer si no tenemos otra opción que la de decir algo que podría herir los sentimientos de alguien? Por ejemplo, si un amigo nos invita a su casa y simplemente no queremos ir.
R. Hay dos partes en todo lo que decimos: lo que decimos y cómo lo decimos. Puede haber momentos en que no tenemos más remedio que decir algo que será desagradable de escuchar. Sin embargo, incluso en ese caso, podemos optar por hablar con tacto, de una manera positiva y considerada. A menudo, las personas aprecian esto y reaccionan mucho mejor.
P. Imagina a alguien que es muy sensible y que se avergüenza por motivos que en general no le molestan al resto de las personas. ¿Debemos cambiar nuestra forma habitual, para tratarlos con un cuidado extra, o podemos tratarlos como a todo el resto del mundo? ¿Por qué? 
R. En realidad, cada uno tiene su propio nivel de sensibilidad. No existe una medida objetiva. Lo que le causa risa a una persona, puede hacer llorar a otra. Dado que nuestro objetivo es ser amables y no herir a las personas, debemos tratar de relacionarnos con cada uno de manera agradable. Si podemos aprender a ser tan sensibles que ni siquiera herimos a los "que se hieren fácilmente", entonces hemos logrado una gran cosa.

10 años y más
P. En tu opinión, ¿cada uno de nosotros tiene el derecho de expresarse de la forma que desee, independiente de los efectos que esto produzca en los demás? ¿Por qué sí o por qué no? 
R. La libertad de palabra y la libertad de expresión es un derecho valioso que debemos apreciar. Podemos demostrar lo mucho que valoramos este derecho utilizándolo sabiamente. Las personas responsables y espiritualmente desarrolladas examinarán cuidadosamente sus palabras y utilizarán el don del habla para hacer sentir bien a las personas a su alrededor. La libertad de expresión debería ser vista como una libertad para elegir cuidadosamente las palabras y no como una licencia para dañar o avergonzar a los demás.
P. Los sabios explican que avergonzar a alguien equivale a matarlo. ¿Por qué crees que esto es así? 
R. La dignidad es muy importante para la mayoría de los seres humanos. Cuando avergonzamos a una persona, es como si nos robáramos su humanidad. En ese momento, la persona desea dejar de existir. La Torá quiere enseñarnos que debemos tomar los sentimientos de los demás muy, muy en serio. Si tenemos cuidado con esto, las personas que nos rodean recibirán de nosotros un regalo tan precioso como la vida misma.
http://www.aishlatino.com/

Parashá de la semana, Devarim (Devarim 1:1-3:22) 44


La Primera Opción. 

Está bien expresar nuestros pensamientos y sentimientos acerca de las cosas. Pero es muy importante pensar antes de hablar y asegurarnos de que nuestras palabras no avergonzarán ni ofenderán a nadie.

La Torá relata que cuando Moisés, el gran líder judío, supo que su vida estaba llegando a su fin, se dio cuenta de que su deber era hablarle al Pueblo de Israel. Él quería inspirar a la gente que había liderado durante cuarenta años para que enfrentaran lo que les depararía el futuro, y también quería recordarles sus errores del pasado para que no los repitieran.

Sin embargo, Moisés fue muy cuidadoso de no mencionar estos errores directamente, de una forma en que alguien podría sentirse avergonzado. Más bien los insinuó con mucho tacto para así comunicar su mensaje de la manera menos dolorosa posible.
La Torá nos enseña aquí cuán importante es que seamos sensibles a los sentimientos de los demás y que hagamos todo lo posible para nunca avergonzarlos.

En nuestra historia una niña decide correctamente y se abstiene de avergonzar a alguien.

"La Primera Opción"

Era un "día de playa" especial en el campamento de verano.
El grupo de Tamy se había reunido en la playa más cercana junto con niñas de otros tres grupos para un día de natación y de socialización. El clima estaba perfecto. Soleado, pero con brisa. El agua estaba tibia, pero refrescante.

Después de un divertido picnic, y de una siesta bajo la sombra de las palmeras, todas las niñas se levantaron para jugar un partido de voleibol. Tamy y otra chica, Laura, fueron elegidas como capitanas de equipo y tuvieron que seleccionar jugadoras para configurar los dos equipos. Naturalmente cada una de ellas trató de seleccionar a las niñas más talentosas para de esta manera asegurar la victoria.

Laura comenzó y eligió a Cindy, ya que sabía que era una buena jugadora de voleibol. A continuación era el turno de Tamy. Ella vio a una chica alta y atlética de uno de los otros grupos que parecía ser una perfecta estrella de voleibol. "Yo te elijo a ti", dijo señalando a la muchacha, cuyo nombre ni siquiera conocía. Pero en ese momento, Valeria, la pequeña niña con sobrepeso que estaba de pie junto a la chica alta y atlética, dio un paso al frente y comenzó a acercarse alegremente. Inmediatamente Tamy se dio cuenta de que había ocurrido una terrible equivocación.

Tamy estaba a punto de levantar la voz para enviarla de regreso. Pero entonces, ella notó el brillo en sus ojos a medida que se acercaba. "Ella probablemente nunca fue elegida primera en estos juegos", pensó Tamy.

Tamy se dio cuenta la vergüenza que sentiría la pobre niña de tener que volver a la línea. "No puedo lastimarla de esa manera", pensó Tamy. Entonces decidió no decir nada y dejó que Valeria se quedara en el equipo.

El resto de las jugadoras fueron escogidas y el juego comenzó. Todas estaban realmente involucradas en el encuentro y pasaban un momento muy agradable. En cierto punto, Laura saltó y envió con fuerza el balón en la dirección de Tamy. Tamy se lanzó en busca del balón y las dos capitanas de equipo chocaron y terminaron tiradas en la arena. Ellas se miraron y se rieron.

A medida que las niñas se levantaban y se sacudían la arena del cuerpo, Laura se inclinó y le dijo silenciosamente a su amiga, "Dime la verdad Tamy, no hay manera de que hayas elegido primero a Valeria para que estuviera en tu equipo. Creo haber visto claramente que apuntaste a la chica alta junto a ella. ¿De verdad elegiste a Valeria o no?".

Tamy tomó el balón de voleibol y lo lanzó por sobre la red a la chica que se preparaba para servir. Se dirigió a Laura, sonrió tímidamente y le dijo: "La verdad es que elegí... no avergonzar a alguien y herir de esta manera sus sentimientos. Para mí esa era evidentemente la primera opción".

Preguntas en familia. 

De 3 a 5 años
P. ¿Cómo se habría sentido Valeria si Tamy la hubiera hecho regresar a la línea? 
R. Ella se habría sentido realmente avergonzada. Se habría dado cuenta de que cometió el error de pensar que había sido seleccionada cuando en realidad no la habían seleccionado.
P. ¿Debemos decir algo si sabemos que esto herirá los sentimientos de alguien?
R. Por lo general si lo que decimos va a herir o va a avergonzar a alguien, es mejor no decirlo.

De 6 a 9 años
P. ¿Qué debemos hacer si no tenemos otra opción que la de decir algo que podría herir los sentimientos de alguien? Por ejemplo, si un amigo nos invita a su casa y simplemente no queremos ir.
R. Hay dos partes en todo lo que decimos: lo que decimos y cómo lo decimos. Puede haber momentos en que no tenemos más remedio que decir algo que será desagradable de escuchar. Sin embargo, incluso en ese caso, podemos optar por hablar con tacto, de una manera positiva y considerada. A menudo, las personas aprecian esto y reaccionan mucho mejor.
P. Imagina a alguien que es muy sensible y que se avergüenza por motivos que en general no le molestan al resto de las personas. ¿Debemos cambiar nuestra forma habitual, para tratarlos con un cuidado extra, o podemos tratarlos como a todo el resto del mundo? ¿Por qué? 
R. En realidad, cada uno tiene su propio nivel de sensibilidad. No existe una medida objetiva. Lo que le causa risa a una persona, puede hacer llorar a otra. Dado que nuestro objetivo es ser amables y no herir a las personas, debemos tratar de relacionarnos con cada uno de manera agradable. Si podemos aprender a ser tan sensibles que ni siquiera herimos a los "que se hieren fácilmente", entonces hemos logrado una gran cosa.

10 años y más
P. En tu opinión, ¿cada uno de nosotros tiene el derecho de expresarse de la forma que desee, independiente de los efectos que esto produzca en los demás? ¿Por qué sí o por qué no? 
R. La libertad de palabra y la libertad de expresión es un derecho valioso que debemos apreciar. Podemos demostrar lo mucho que valoramos este derecho utilizándolo sabiamente. Las personas responsables y espiritualmente desarrolladas examinarán cuidadosamente sus palabras y utilizarán el don del habla para hacer sentir bien a las personas a su alrededor. La libertad de expresión debería ser vista como una libertad para elegir cuidadosamente las palabras y no como una licencia para dañar o avergonzar a los demás.
P. Los sabios explican que avergonzar a alguien equivale a matarlo. ¿Por qué crees que esto es así? 
R. La dignidad es muy importante para la mayoría de los seres humanos. Cuando avergonzamos a una persona, es como si nos robáramos su humanidad. En ese momento, la persona desea dejar de existir. La Torá quiere enseñarnos que debemos tomar los sentimientos de los demás muy, muy en serio. Si tenemos cuidado con esto, las personas que nos rodean recibirán de nosotros un regalo tan precioso como la vida misma.
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miércoles, 3 de agosto de 2016

Parashá de la semana, Matot-Masei (Bamidbar 30-36) 43


Parasha Matot-Masei

Leyes Concernientes al Cumplimiento y Anulación de Votos

La última parashá finalizó con las leyes de los sacrificios de Iom Tov (festividad judía), y ésta comienza con las leyes de promesas. La yuxtaposición enseña que todo el que hace una promesa de ofrecer un sacrificio está obligado a cumplir su promesa en el Iom Tov venidero, cuando visita el Beit Hamikdash.
El Midrash Dice – Matot MasaéiUno nunca debería pronunciar precipitadamente un juramento o promesa. Quien atolondradamente lo hace y luego, más tarde, deja de cumplirlo es asemejado a un hombre que toma una espada para apuñalarse; él está destinado a dañarse.
Hay tres situaciones cuando es recomendable para un judío temeroso de Di-s hacer una promesa, siempre que él esté completamente consciente de su compromiso:

1. Si alguien ha adquirido hábitos pecaminosos y desea hacer teshuvá (arrepentimiento), puede prometer para fortalecer su resolución. Por ejemplo, si era un glotón, puede hacer una promesa para abstenerse de carne por un período de tiempo; si era un bebedor, para abstenerse de alcohol; si él era codicioso, para rehusar regalos, y así sucesivamente.

2. Si una mitzvá (mandamiento) se le presenta a alguien, él puede declarar bajo juramento cumplirla para no perder la oportunidad.

3. Hay una tradición de nuestro antepasado Iaacov de hacer una promesa en tiempos de aflicción.
Huyendo de su hermano Esav, Iaacov hizo una promesa de entregar a Di-s un décimo de todas sus ganancias si El lo retornaba a salvo y proveía sus necesidades. No obstante, aún el gran tzadik (justo) Iaacov sufrió infortunios porque él demoró el cumplimiento de su promesa.
Quien promete con relación a materias triviales transgrede grandemente y causa un jilul Hashem.(Profanación del nombre de Di-s.)
Un hombre llamado Shimón ben Antipater era famoso por su hospitalidad. No obstante, un rumor extraño alcanzó los oídos de los Sabios. Se decía que cuando él invitaba huéspedes los servía bien, los acompañaba parte del camino, pero antes de volverse de regreso él les daba una severa golpiza.
Cuando a Rabí Iajanán ben Zakai se le informó esto, él convocó a Rabí Iehoshúa y le ordenó visitar la casa del hombre para investigar el tema.
Rabí Iehoshúa arribó al hogar de Rabí Shimón y fue cordialmente bienvenido. El y el señor de la casa se sentaron a estudiar Torá hasta la noche y les fue servidas una buena cena. A la mañana siguiente Shimón le dijo, "Vayamos a la casa de baños." Cuando ellos retornaron, les fue servida otra satisfactoria comida. Agradeciendo a su anfitrión, el Sabio dijo, "Yo debo partir ahora. ¿Quién me acompañará?"
. "Yo mismo," replicó el señor de la casa.
Rabí Iehoshúa, caminando delante de su anfitrión, anticipaba nerviosamente la golpiza que podía venir en cualquier momento.
El tiempo de despedirse llegó sin incidente, y el anfitrión se aprestó a retornar a su casa. Rabí Iehoshúa lo volvió a llamar y dijo, "Por favor permitídme hacéros una pregunta. ¿Por qué vos usualmente azotáis a vuestros huéspedes, mas a mí no me pegásteis?"
Replicó Shimón, "Vos sóis un talmid jajam (estudioso), y os condujísteis vos mismo noblemente en mi hogar. Los otros huéspedes usualmente hacen todo tipo de juramentos. Ellos juran no comer o beber o hacer ciertas cosas, y luego hacen caso omiso de sus promesas. Yo he oído que quien toma un juramento y lo profana merece el castigo de cuarenta azotes."
"Ellos ciertamente los merecen," concordó Rabí Iehoshúa. "Cuarenta de vos, cuarenta de mí, y otros cuarenta de los Sabios que me enviaron para investigar este tema."
Aún una persona que jura confiablemente y cumple su juramento es castigada si tiene el hábito de jurar innecesariamente.
El Rey Ianai rigió sobre dos mil aldeas y Di-s destruyó a todas ellas. ¿Por qué?
Los habitantes estaban acostumbrados a decir, "Yo juro que iré a este lugar; que comeré ese alimento," y similar. A pesar de que ellos cumplirían sus juramentos, Di-s los castigó porque uno no debería tomar un juramento innecesariamente.
Un juramento o promesa es obligatorio cuando es tomado por un muchacho desde la edad de trece años y una muchacha desde la edad de doce, (o por un muchacho de doce y una muchacha de once si ellos entienden su significado).
Dado que Hashem entiende perfectamente la naturaleza humana y conoce que una persona puede lamentar más tarde su promesa obligatoria, El nos dio modos para anularlo.
Invalidación de Promesas:
Si alguien toma un juramento o un voto y luego se da cuenta que es demasiado difícil para él cumplir, puede ir a un talmid jajam que es un experto en las halajot (leyes), o a tres legos. Ellos pueden absolverlo sobre la base de su declaración de que al tiempo de tomar la promesa él no era completamente consciente de todas sus implicancias. Si él hubiera comprendido todas las dificultades de mantenerla, no habría actuado así. Así, la promesa fue un error de su parte. El explica los detalles de su promesa al juez (o jueces), quien determina si las circunstancias le permiten conceder una absolución. Si él descubre un punto de arrepentimiento del cual la persona que tomó el juramento no era consciente en el momento, puede absolverla. "¿Hubiérais hecho vuestra promesa si supiérais que más tarde lo lamentaríais?" le pregunta el juez. "No," replica la persona que tomó el juramento. Estáis liberado de él," sentencia el juez.
El hecho de que las promesas pueden ser invalidadas no debería inducir a una persona a tomarlos ligeramente. El Sanhedrín en el tiempo del Rey Tzidkiahu fue condenado a muerte por anular una promesa.
El emperador babilónico Nabucodonosor trató a su vasallo, el rey judío Tzidkiahu, respetuosamente. Cuando Tzidkiahu llegó a Babel para afirmar su alianza con el emperador, Nabucodonosor le concedió libre acceso a su palacio. El designó a Tzidkiahu soberano sobre los reinos de Edom, Moab, Amón, Tzor, y Tzidón. Tzidkiahu entró una vez al comedor privado de Nabucodonosor sin ser anunciado y lo encontró arrancando los miembros de una liebre viva para comerlos. Comer los miembros de un animal vivo está prohibido por la ley de Noaj aún para un no-judío. Más aún, Nabucodonosor no deseaba que se publicitara que él estaba entregado a hábitos crueles.

Avergonzado, Nabucodonosor ordenó a Tzidkiahu, "¡Jurad que vos no revelaréis nunca lo que habéis presenciado!". "Yo juro," replicó Tzidkiahu. Más tarde, no obstante, él lamentó su juramento de no revelar la conducta vergonzosa del emperador y solicitó al Gran Sanhedrín anular su juramento. Su anulación probó ser fatal para ellos. Una vez cuando los cinco reyes gobernados por Tzidkiahu estaban conversando, ellos ridiculizaron a Nabucodonosor. "Vos deberíais ser emperador antes que él," adularon a Tzidkiahu. "Sóis un descendiente de la dinastía real de David, y vuestra conducta es más noble que la de él." "Vosotros podéis estar seguros de que él es un hombre cruel," concordó prontamente Tzidkiahu. "Una vez, al entrar a su comedor, lo sorprendí devorando a un conejo vivo."
Los cinco reyes despacharon inmediatamente un mensajero a Babel para informar a Nabucodonosor, "El judío a quien vos concedéis libre acceso a vuestro palacio alega que él os observó comer un animal vivo."
Nabucodonosor consideró la ofensa de Tzidkiahu traición, pero estaba inseguro de si castigar a Tzidkiahu solo o al pueblo judío entero.
Nabucodonosor viajó a la ciudad de Dafne cerca de Antioquía y ordenó a Tzidkiahu y los miembros del Sanhedrín presentarse ante él.
Nabucodonosor dio a los Sabios Judíos sillas de honor.
"Sentáos," ordenó él, "y exponed vuestra Torá a mí."
Los Sabios tradujeron para él una parshá tras otra. Cuando ellos llegaron al tema de promesas en parshát Matot, el emperador inquirió, "Si alguien desea anular una promesa, ¿puede hacer así?". "El puede ir a un Sabio," replicaron ellos, "quien tiene la autoridad para anular su promesa." "¡Ahora yo sé cómo Tzidkiahu me traicionó!" los acusó el emperador. "¡El vino a vosotros y vosotros anulásteis su juramento!". En gran temor de ser puestos a muerte o cruelmente torturados por el emperador, los Sabios apelaron al Todopoderoso para evocar los grandes méritos de sus antepasados y asistirlos. Pero Hashem no aceptó sus oraciones.
Nabucodonosor ordenó que cada miembro del Sanhedrín fuera atado por su cabello a la cola de un caballo y fuera arrastrado desde Ierushalaim a Lud.
Este trágico evento fue uno de los muchos que presagiaron la destrucción de Ierushalaim y el Beit Hamikdash.
Anulación de Promesas
Algunas promesas tomadas por una muchacha pueden ser anuladas por su padre, y algunas de las promesas de una mujer casada pueden ser anuladas por su marido. Un padre tiene el derecho de anular una promesa por el cual su hija de menos de 12 años y medio de edad se aflige a sí misma. Un marido está facultado para anular toda promesa que afecta la relación entre su esposa y él mismo o por la cual la esposa se aflige a sí misma.
El padre o marido puede anular la promesa de una hija /o esposa sólo si él declara su desacuerdo en el preciso día que él escucha la promesa. Si deja pasar el día sin cancelar la promesa, pierde el derecho de hacer así más tarde.
¿Por qué fue Moshé descripto como "ish ha"Elokim (Devarím 33:1)?

Moshé estaba singularmente privilegiado para anular promesas tomadas por el Todopoderoso lo mismo que un ish / marido.
Después del Pecado del Becerro de Oro, Hashem amenazó, "Yo juro que quienquiera adore a otros poderes que a Mí será destruido."
Moshé, el experto abogado defensor para 
Kelal Israel, imploró, "¿No me enseñaste Tú a mí en Har Sinai las leyes de anular promesas? Un maestro que desea que otros obedezcan sus reglas debe él mismo actuar de acuerdo con ellas. Cuando los judíos adoraron al Becerro de Oro, ellos asumieron que sus acciones estaban permitidas. ¿No deberías Tú entonces anular Tu promesa?"
Envolviéndose en su 
talit, Moshé se sentó en el rol del talmid jajam que anula promesas, y el Todopoderoso, se paró y solicitó de Moshé que lo absolviera de Su juramento.
Este Midrash pone de relieve:
  1. La gran bondad de Hashem hacia el pueblo judío. Por consideración a Su pueblo, El consideró su promesa como sí fuera anulada.
  1. El poder de los tzadikím (Justos) - Sus tefilot (plegarias) convierten duros decretos en misericordiosos, influenciando el curso de la historia.
(Con la amable autorización de www.tora.org.ar)