jueves, 24 de marzo de 2016
PURIM SAMEAJ
Rabí Natan de Breslev nos enseña que la iluminación de los milagros a partir de la primera celebración de Purim en la época de Mordejai y Esther en Persia vuelve a renovarse cada año que pasa. Y es por eso que en esta época del año podemos ver milagros revelados. Rabí Natan también dice que Purim es el inicio de todos los inicios y es esencialmente el día más sagrado de todo el año (Likutei Halajot Birkat Hodaa 4).
Analicemos entonces este principio:
El Rabino Shalom Arush dice que Purim no es solamente el día más sagrado de todo el año sino también el comienzo de nuestra Redención Final. Y paso a explicarles por qué:
Hay quienes afirman que el día más sagrado de todo el año es Shavuot, que fue cuando HaShem se reveló en el Monte Sinaí para darles la Torá a los israelitas. Sin embargo, la Guemará en el tratado Avodá Zará 2b dice que los israelitas en el Monte Sinaí recibieron la Torá por la fuerza. Por el contrario, en Purim, los judíos hicieron teshuvá (se arrepintieron) por amor y renovaron en forma voluntaria su compromiso con la Torá, tal como atestigua la propia Meguilat Esther en el capítulo noveno, versículo 27. Vemos entonces que Purim es espiritualmente superior a Shavuot.
Muchos otros sostienen que el día más sagrado del año es Yom Kipur. Pero en Yom Kipur todos hacen teshuvá por temor y reverencia ante las Altas Festividades y el juicio anual en el que se decidé quién vivirá y quién morirá. La Guemará en el tratado Yoma 86ª enseña que la teshuvá que es producto del temor al castigo puede mitigar un decreto duro, reduciendo la transgresión voluntaria al nivel de una transgresión accidental. Pero la alegría de Purim invoca una teshuvá que resulta del amor. Y esta misma Guemará afirma que la teshuvá por amor convierte las transgresiones en… ¡buenas acciones!
Además, en YomKipur nos confesamos y nos arrepentimos por una larga lista de pecados específicos. Por su parte, Purim tiene el poder de fortalecer nuestra Emuná al destruir la fuerza espiritual de la herejía, que es conocida como Klipat Hamán Amalek. Y dado que la herejía y la falta de Emuná son la raíz de todos los pecados, Purim también arranca la causa del pecado de raíz. En ese sentido, Purim es espiritualmente superior a Yom Kipur.
Klipat Hamán Amalek
Esto es lo opuesto de santidad y Emuná, o sea, es la herejía y la impureza espiritual. No obstante, la Klipat Hamán Amalek no trata de convencer a la persona de que no hay un Dios en el universo, porque muy pocos caerían en una trampa tan absurda. De hecho, de acuerdo con lo que me enseñó Rabi Shalom Arush, Klipat Hamán Amalek infunde duda en el principio de Emuná según el cual HaShem hace todo con absoluta y precisa Providencia Divina hecha a medida para cada individuo y para su propio bien. Veamos entonces las implicancias de Klipat Hamán Amalek en forma práctica:
Apenas uno siente que hay cierto aspecto de su vida que no es bueno, se dice que esa persona ha absorbido la Klipat Hamán Amalek dentro de sí misma.
Apenas la persona no está alegre, Klipat Hamán Amalek está junto a ella.
Apenas la persona no está satisfecha con lo que le tocó en la vida, Klipat Hamán Amalek le envolvió el corazón.
Apenas uno se queja de algo o siente amargura por cualquier contrariedad o dificultad en la vida, eso es señal de que KlipatHamánAmalek le penetró el corazón.
Apenas la persona se siente triste o deprimida, es señal de que Klipat Hamán Amalek la ha dominado por completo.
Adam y Hamán
Dice la Guemará (Tratado Julin 139b) que Hamán ya aparece mencionado en la Torá. Allí dice que la frase “hamin ha-etz” (Génesis 3:11) es na referencia a Hamán. En hebreo, esto se escribe hei-mem-nun, igual que Hamán, pero tiene un significado completamente distinto, pues se refiere al árbol prohibido del cual comió Adam. La pregunta es qué tiene que ver el árbol prohibido de Adam con Hamán…
Y la explicación, dada por el Rabino Arush, es la siguiente:
Hamán era el visir de, y quien en efecto gobernaba el Imperio Persa, que comprendía 127 países. Nadie en toda la historia tuvo el dinero, el poder y ni el prestigio que tenía Hamán y nadie volverá a tenerlo hasta que llegue el Mashíaj. Hamán tenía todos los bienes materiales que puedan existir. Hamán tenía también más de 200 hijos. Todo el mundo estaba a sus pies. Pero bastó que un solo viejito judío llamado Mordejai se negara a inclinarse ante él para que Hamán declarara un estado de emergencia nacional, convocara al consejo de seguridad y presentara una urgente petición a las Naciones Unidas, declarando (Esther 5:13) que “De nada me vale todo lo que tengo cuando veo al judío Mordejai!”. Hamán es como un ciego que no ve todas las bendiciones que tiene y se descorazona cuando un pequeño detalle no va como él quiere en la vida.
Lo mismo ocurrió con Adam. HaShem puso todo el mundo a su disposición. Podía hacer lo que se le antojara. Podía comer ananás de Maui, beber café de Colombia, y comer salmón ahumado de Alaska. Podía hacer ski en los Alpes o tomar sol en Tahití. Y como si todo eso no fuera suficiente, los arcángeles le asaban chuletas de cordero a la parrilla y le servían el vino más fino (Sanhedrín 59b). Lo único que HaShem le pidió a Adam fue que no comiera el fruto de un solo arbolito que estaba en el Jardín del Edén. Pero Adam no estaba satisfecho con lo que le había tocado en la vida y fue así como se dejó convencer de comer el fruto prohibido.
En ese sentido, Adam fue el precursor de Hamán. Ambos tenían el mundo entero a sus pies y ambos estaban insatisfechos. Esa es la Klipat Hamán Amalek que nos priva de nuestra felicidad y erosiona nuestra Emuná.
Por eso, cuando celebramos y festejamos en Purim, no sólo que estamos volviendo a enterrar a Amalek sino que también estamos destruyendo la Klipat Hamán Amalek. Y al hacerlo, estamos destruyendo la raíz de todos los pecados – que es la falta de Emuná. Esto, a su vez, nos posibilita tener un Pesaj sin jametz y un año entero libre de transgresiones. Amén!
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